domingo, 7 de abril de 2013

El periodismo vergüenzajenante (tan argentino como Francisco)



Decir que al día de hoy el periodismo argentino es un cachivache, es un abuso: en lo que respecta a la palabra “periodismo”, por supuesto.


El conflicto con el “campo” de 2008 produjo cambios que son harto conocidos, y entre ellos no caben dudas de que el gran cambio, quizá el mas importante, es el sinceramiento (voluntario o involuntario) de la “clase periodística”, una casta cada vez más enferma de poder que desde hace ya décadas ha pretendido co-gobernar, hacer propaganda explícita o imponer gobiernos, afectando al sistema democrático tal y como debe funcionar.
 
Fuente imagen: http://www.taringa.net/posts/noticias/14871266/Carta-a-Jorge-Lanata.html

A ver si entendemos: el periodismo no ayuda dónde otros –ponéle, el gobierno– no ayudan, como escuché decir a Andino el día del temporal, el periodismo profesional mueve fichas, juega y trata de ganar algo, no hace nada por amor a la profesión, está esponsoreado, los medios se juegan grandes cantidades de plata y de intereses todo el tiempo, los segundos de publicidad valen oro, los periodistas tienen ideología, amigos, intereses y sueldos. Y a veces hasta tienen vueltitos. No entender todo esto, creer que el periodismo es altruista, es de ingenuo, por ser liviano.
Si, claro, todavía hay algún pavote que cree que Lanata es un patriota.

En otras palabras, el periodismo ejerce un poder sobre los receptores, sobre el público. El poder ejercido requiere una responsabilidad que, al existir un vacío legal (vaya ironía, especialmente promovido por éste gobierno cuando Cristina se deshizo de calumnias e injurias), al menos debería mover a una responsabilidad moral.
Pero, por el contrario, a los periodistas les encanta ponerse la piel de cordero y decirnos, al estilo De Narváez, “yo soy como vos”. Minga, yo no tengo un micrófono para hablarle a millones, no tengo cámaras ni maquillaje, no puedo construir una realidad ni influir a toda esa gente con mi opinión. Y esto vale para todo el periodismo, oficialista u opositor.

Hace tiempo que me pregunto, por ejemplo, quien escribe la cloaca de Urgente 24, cómo pueden existir esos medios.
Canal 7 o Tiempo Argentino pueden ser tildados de obsecuentes, pero al menos intentan tener algo de clase en esa obsecuencia. Juegan en el terreno del periodismo caníbal post-2008, y tienen los mismos vicios, quizá, que los medios opositores. Pero hay límites. Límites morales, cosas que una persona normal, con la conciencia limpia, no hace.

Algunos han creído mucho tiempo que Clarín y La Nación eran medios independientes. Eso se terminó con el cuando Magnetto le dijo a Kirchner que no quería a Cristina en el gobierno. Pero todo empeoró. Con el tiempo estos medios no sólo se mostraron partidarios, de clara tendencia neoliberal y en ocasiones hasta fascistas: también participan del periodismo basura o, como puse en el título, lo que podríamos llamar periodismo “verguenzajenante”, ese periodismo que hace cosas que moralmente cualquiera reprobaría, que a cualquiera de las personas que consideramos de bien nos daría motivo de vergüenza a la hora volver a nuestra casa y verle la cara a nuestra familia, y hasta nos costaría dormir todas las noches de obrar de ese modo.
Antes uno creía que sólo Ventura o Rial eran tan repugnantes. Luego se metieron todos, Lanata, Grondona, Sarlo. Y aparecieron en escena cretinos dignos de cualquier programa de chimentos, como Sirvén, por ejemplo.

Y para coronar el periodismo basura, llegó la basura de la basura, bajo el argumento de la “libertad”, el comodín preferido de los que obran mal a conciencia: los comentarios de “la gente” en los periódicos, comentarios anónimos de gente con severos problemas psicológicos e incluso sexuales, simplemente basta leer las atrocidades que escriben esos individuos como para darse cuenta de que no puede ser una buena idea que el público anónimo escriba un periódico. No es democrático, es pornográfico. La libertad es un derecho que tiene límites en los derechos de los demás, y ser respetado es un derecho, válido para todos y cada uno de nosotros.
El periodismo parece haber olvidado eso y se twitterizó, una etapa mas de su pauperización y degradación.

En fin, lo que me motiva escribir esta nota es el “conflicto” entre el periodista Juan Miceli y el Cuervo Larroque. Fundamentalmente, ésta nota increíble de La Nación:


Es muy difícil explicarse qué motiva a un enfermo, que se dice periodista, a escribir esto. Es tan enfermizo que además el pobre tipo, o pobre mina, escribe algo que es de público conocimiento, y que la periodista Díaz no tiene necesidad de ocultar, tanto por ser conocido como porque no implica ningún delito ni hecho que debiera causarle vergüenza alguna.
La nota no tiene otro objetivo que desprestigiar a la periodista por su “pasado” de haber sido invitada al programa de Capusotto. Digno del chimenterío barato.

Independientemente de si la periodista estuvo bien en intervenir en la discusión –yo creo que no– cabe preguntarse, en todo caso, si lo de Miceli es, cuando menos, justo.
La pregunta del periodista es de carácter antipolítico, y la reacción de Larroque es tan justificada como lo hubiese sido si fuese de Larreta. No se trata del partido político del que provenga esa reacción, se trata de que la política está haciendo lo que el periodismo apenas muestra. El periodismo parece tener derecho de arrogarse la ayuda al público. Lástima que no hace nada, que no hay nadie ahí, ningún periodista ni de Canal 13, ni de TN, ni del 7, ni de C5N, haciendo el laburo que hacen los militantes de los diversos partidos en lugares difíciles, con frío o calor, hasta largas horas de la noche cuándo los periodistas castos y puros, patriotas ellos, se van a la camita caliente o con aire acondicionado. Pero siempre está el periodismo para apuntar con el dedo, para tirar la piedra y esconder la mano, para ser lobo y disfrazarse de cordero.
¿Por qué con La Cámpora y no con el PRO o los radicales? ¿Nunca se lo pregunta ésta gente?

Algunos ejemplos al azar:

Joven PRO en cruzada solidaria con camiseta del partido:

Labor de Jóvenes PRO en Necochea, la pared de atrás pintada de amarillo y con símbolos del PRO de colores (entre dibujos para chicos, encima) http://politicanecochea.com.ar/content/diputado-porte%C3%B1o-reconoci%C3%B3-la-labor-de-jovenes-pro-necochea#.UWITJjdt1kg

Juventud Radical en jornada solidaria en Santa Catalina, Jujuy. Tienen remeras y banderas partidarias.

¿Y Cáritas? ¿Por qué lo que la gente dona la Iglesia lo tiene que distribuir a su nombre? ¿Eso no molesta?
Miceli tiene todo el derecho a preguntar, pero también a recibir una respuesta, que es clara y contundente.

Y el periodismo tiene todo el derecho –o el deber– de convertirse en una profesión seria y decente.
Si es que no es tarde para revertir el daño.